Los termómetros de líquido en vidrio están basados en la dilatación de los líquidos y pueden cubrir un margen notable de temperatura. Son razonablemente lineales, pero no muy sensibles; por lo que cualquier exactitud requiere de un gran número de correcciones.
Los líquido más comúnmente utilizados son el mercurio, etanol (alcohol etílico), el tolueno y el pentano.
Aunque la temperatura de ebullición del mercurio es de 356,7 ºC, pueden efectuarse con dicho líquido mediciones termométricas mucho más elevadas, debido a que, en estos casos, los capilares contienen nitrógeno, que mantiene una presión tanto más elevada cuanto más alta es la temperatura. Esta presión impide la ebullición del mercurio y hace con ello posible la lectura de la temperatura.
Para la medida de temperaturas con gran precisión se emplean termómetros especiales, como el termómetro de Beckmann, el cual no se utiliza para medir temperaturas absolutas, sino para medir diferencias de temperaturas. Suelen abarcar un intervalo de unos 6 ºC, cada uno de los cuales está dividido en 100 partes, pudiendo apreciar, por lo tanto, una centésima de grado.
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